No suelen estrecharse la mano excepto en alguna ocasión con occidentales cuando conocen nuestra costumbre, por que el contacto físico les resulta descortes y a la vez antihigiénico.
Al saludarse un japonés y un occidental, y dependiendo de la situación nuestra postura puede resultarles incluso sobervia puesto que en ningún momento agachamos la cabeza. Igualmente en un comercio cualquiera de japón rara vez te mirarán a los ojos por respeto y reverencia, lo cual en occidente interpretariamos como una falta de respeto al cliente.